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Manuel Barón (2004). Objeto volador no identificado. Fragmento. |
La revisión y análisis de
la producción de un artista localizado en una región, -digámoslo, periférica-, implica
la identificación de los elementos constitutivos propios de su entorno, como son
su historia y su lugar exclusivo dentro de las coordenadas de la geopolítica
actual. Para determinar el trayecto que fundamenta su articulación y su voz dentro
del contexto local y global, es necesario como primera medida, refrescar las
lecturas y representaciones que de alguna manera se han establecido alrededor
de su trabajo, para poder luego, dirigir una nueva mirada que ubique esta
producción dentro de universos de sentido y de significado dentro del diálogo de
las ideas y sistemas de pensamiento estético actuales, es decir, encontrar su
lugar respecto del presente.
Como ciudad ubicada en el hemisferio sur del
retórico “occidente” enunciado de manera asidua desde el comienzo de la era
moderna, Tunja vive con la gran sección de la geografía que la delimita, una
larga historia de opresión. Desde su lugar en el colonizado "tercer mundo", ya
no puede ostentar los títulos de nobleza que le fueron concedidos por el rey
español Carlos V cuando era la ciudad más próspera, culta y pujante de la Nueva
Granada. Hoy es una ciudad por fuera del mapa, anulada a nivel regional por su
decadencia, sin embargo comparte con su hemisferio, el escepticismo y el
instinto de supervivencia que por su exclusión cultural ha tenido.
Este diagnóstico inicial, que parece describir una
situación sombría, obliga a la construcción del pensamiento local a definir
ciertas actitudes en el propio territorio. Desde el campo cultural, con las
particularidades que condicionan y que determinan también su potencialidad representativa,
los sujetos deben hacer trascender en el escenario de la pluralidad su agenciamiento
ético, estético y político. Es aquí donde el arte entra en escena como
generador de sentido, para la reconstrucción de espacios, objetos y relaciones en
la creación material y simbólica de un territorio común. Es la experiencia de
lo común, lo que buscaría un arte que pueda considerarse político, el
establecimiento de un diálogo entre acción y discurso, produciendo objetos y acontecimientos
que introduzcan la duda y lo inédito, para poder encontrar
su lugar respecto del presente.
Una postura que ubique
en su justo término la herencia histórica
debe fundamentar ese lugar, no como un acomodamiento o un seguimiento a
la tendencia, sino como una toma de
distancia respecto del lugar y del
propio tiempo. En este caso, el artista que es llamado a ser contemporáneo de
su tiempo debe ver en él lo que está presente en éste de manera negativa. “la
atención a ese no-vivido es la vida del contemporáneo” (Agamben, 2007: 28).
Las composiciones
fotográficas, videos y demás trabajos del artista tunjano Manuel Barón, denotan
un vínculo estrecho con la cotidianidad de su contexto, pero también una mirada respecto a este desde
un distanciamiento. No es la mirada que tiene la capacidad de apresar el
instante o que devele en el paisaje lo relevante, es más bien una manera de ver
que permanentemente está prefigurando el presente, de tal manera que nos remite
a una vida continua que se mueve mientras estamos ausentes, la mirada de lo que
nos estamos perdiendo hoy.
En su reseña de la
exposición del artista, Recreando
historias[1],
el curador Santiago Rueda dice:
“Manuel Barón (...) Ha
realizado secuencias fotográficas -con el equipamiento más básico- para
realizar observaciones sobre la vida cotidiana, puestas en escena de eventos
rutinarios que suceden en el tiempo lento del día a día. En estos pequeños
relatos es clara una crítica a la modernización sin modernidad, al
desarrollismo, a la asimetría entre centro y región, y la pervivencia de lo
rural en lo urbano que caracteriza a la sociedad colombiana”.
Frente
a la alusión de Rueda hacia la mirada crítica de Barón, podemos agregar que se
trata de quien tiene el ojo pulcro del
buen observador que mira, aprende y discurre sobre las posibilidades de su
entorno. A través de sus fotografías, que son construidas como viñetas de
comic, con situaciones prosaicas de su
propio contexto, Barón desenvuelve el
cariz de una sociedad que no ha sido relatada. En cuanto al señalamiento que
hace Rueda de que “es clara una crítica
a la modernización sin modernidad, al desarrollismo…” , podemos acotar que Barón vincula al lenguaje
plástico una mirada nueva hacia ese estado de precariedad de su entorno y que no
lo hace desde una confrontación, lo hace desde el señalamiento de la
posibilidad de un mundo sin normas preestablecidas. Tampoco lo hace con una
visión externa hacia lo marginal, precisamente la “recreación” de sus historias
es desde adentro a través de un juego de absurdos y puesta en
escena de verdades que se contradicen
como conjuro de su propia realidad.
En estas situaciones
“recreadas” de su cotidianidad, nos ubica en ese contexto inmediato, la casa,
la calle, la esquina, la carnicería, nos envía al lugar donde acontece lo que
acontece, la Tunja que es. La ironía
salta a la vista como juego retórico en la contraposición entre imagen y título
cuando constatamos que se trata de una realidad única e indivisible. Como
ejemplo de este tipo de ironías visuales tenemos la serie Actividades ilegales en Colombia (2007-2008), con los trabajos:
“Collar bomba”, “La tajada”, “Pinta para-política” y “Procesamiento de coca”.
En
el catálogo de la exposición realizada en la galería Impressions de Londres, Once more, with feeling - Recent photography from
Colombia , Santiago Rueda,
hace la siguiente reseña:
Manuel Barón, representante de la nueva ola de
fotógrafos colombianos, trabaja en Tunja, importante centro artístico durante el período colonial español,
pero que hoy en día es una ciudad deteriorada que sirve como parada en la ruta que
une el oriente y el centro del
país. Barón explora la marginalidad y el subdesarrollo de su ciudad, inventando situaciones marcadas
por un ingenioso sentido del
humor. Barón siempre
ha vivido y trabajado en Tunja
y sus secuencias fotográficas recuerdan el trabajo de un dibujante de comic. Como ejemplo, dos de sus
obras se refieren a un absurdo
"programa espacial" que sólo existe en la imaginación del artista. En La Conquista
del Espacio, (2005), Barón fotografía
la secuencia de un empleado de
la compañía de electricidad cambiando la bombilla de un poste de la
ciudad. La Era Espacial, (2005),
es una secuencia que muestra el lanzamiento de un "volador" (fuegos artificiales
artesanales muy ruidosos), por parte de un viejo campesino
desde la terraza de su casa. En Cambio Extremo, (2005),
Barón usa el nombre de un popular programa de televisión en el que a los participantes se les ofrece una transformación física
mediante algunos procedimientos estéticos (peeling, botox y cirujías plásticas), pero muestra la secuencia de un
mecánico cambiando el neumático de un viejo taxi, utilizando sus herramientas
rudimentarias. (Santiago Rueda, 2008)
En la trayectoria de
este redescubrir la cotidianidad de su entorno, Barón muestra una persistencia
hacia una especie de conjuro de la representación instituida de su realidad, realidad
que en el juego diario muestra su verdadera cara. En las diversas composiciones
fotográficas es evidente el signo trágico de la exclusión y la trasgresión
sociales que una comunidad como la de Tunja ha sobrellevado históricamente. Sin
embargo sin ningún tipo de idealización Barón muestra el desparpajo de una
población que ha generado las estrategias para sobrevivir a la perdida en su
razón de ser, en el vaciamiento de su
conciencia colectiva por el menoscabo y por el desprecio hacia sí misma en las
tensiones auto-destructoras de una sociedad mestiza. Lo hace y en el intento resuelve
el problema señalando una auto-representación social muy fiel. La estrategia, como
lo señala el curador Rueda es “su ingenioso sentido del humor”, humor que tampoco
establecemos como humor burlesco o sarcástico que se ríe de sí mismo en la
tragedia, es el humor diáfano de quien vive la vida plenamente y es capaz de darle
al apunte el tono eficaz. Se podría concluir que la crítica de Barón no es
hacia el estado de su sociedad en ensayo sino a la representación que se ha
hecho de esta, generando una nueva que corresponde a una condición más cercana.
Su mirada hacia los aspectos de su sociedad está determinada por elementos de
juicio que muestran una realidad muy clara, y cuando su puesta en escena es
absolutamente opuesta con respecto a lo que se suponía que debía ser, la
paradoja se convierte en el lente que evidencia más la claridad.
El plano
de composición que nos presenta Barón muestra la movilidad de la vida habitual,
hay un rompimiento temporal y espacial, donde también la jerarquía entre
autor-espectador se disuelve en la complicidad, Tal vez muchos no comprendan
alguna de sus historias “recreadas”, dado el condicionante de su referencia,
pero es precisamente en ese plano que se establecen las mimas condiciones, por
supuesto hay una interpelación pero ante esta no podemos pasar desapercibidos.
En su trabajo “Objeto volador no identificado”, el autor nos muestra la
secuencia de un tejo (el instrumento del popular juego netamente boyacense
“turmequé”), lanzado hacia su objetivo. Al final lo que podemos constatar es el
humo desprendido del choque en el violento aterrizaje, por supuesto que es el
humo desprendido de la mecha estallada. Pero, ¿Quién que desconozca el juego y
sus circunstancias puede saber eso?. Así la imagen borrosa del objeto volador
no identificado, se muestra como documento, puede ser como metonimia de una
cultura, o simplemente como el registro o montaje de un cazador de ovnis.
Las
imágenes producidas en la mixtificación
de la era global son un compendio infinito y casi siempre superfluo en el limbo
real y virtual en que se desplaza nuestra cultura visual. Frente a la fugacidad
y el agotamiento, es preciso establecer marcos de diálogo para este tipo de
obras que se instauran como una recuperación de lo periférico, de lo no
visible, de lo “no digno de ver”, pues precisamente en un examen del arte
contemporáneo, hay que verificar las disposiciones de entrada de las culturas
que se piensan como posibilidad, dentro de los complejos procesos sociales que
legitiman un sentido.
BIBLIOGRAFÍA.
Agamben,
Giorgio, (2009). Desnudez. Buenos Aires:
Adriana Hidalgo Editora.
Arendt, Hannah. (1993) La condición Humana. Barcelona: Paidós.
Rancière, Jacques. (2010) El espectador Emancipado. Buenos Aires: Manantial
Rueda, Santiago. (2008)
Once more, with feeling - Recent photography
from Colombia. Catálogo.
Impressions Gallery.
Rueda,
Santiago. (2011). Ciclo Nuevas Propuestas - Alianza Colombo-Francesa – Bogotá.
www.
manuelbaron.blogspot.com
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